No me aferro a nada más,
que a ser esclavo de una hora, de un momento,
de un ser, de tu esencia.
No me aferro a nada más,
que a esperar con impaciencia
el destello de los minutos venideros.
No me aferro a nada más,
que a morir y renacer,
una y otra vez.
En tus brazos, una y otra vez.
No me aferro a nada más,
que al sabor de tus labios al atardecer,
que al calor de tus manos rozando mi piel.
No me aferro a nada más,
que a la agonía de ser una víctima más del tiempo.
Una víctima más de una tarde anhelada,
una víctima más de tu mirada.
...
+2 :)
miércoles, 10 de marzo de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario