jueves, 17 de febrero de 2011

Réquiem de un errante III.

Travesías en noches de luna llena.
...

Sé que jamás recordaré el punto exacto de partida,
por simple errores del azar o por azar errores,
porque a pesar de haber recorrido tanto tan poco, siento que no falta nada más que el resto.

Sé que mi equipaje es liviano,
ni siquiera llevo una cadena que me ate a la orilla de un desierto
en el cual pueda sentarme a pensar, a reir, a llorar,
bajo la soledad de una sombra a la medianoche.

Porque recuerdo esa barca,
esos diarios de recuerdos, esos viajes por mi mente,
en donde navegaba distraído por los parajes exóticos de un porqué.
Porque en mi bolsa sé que aun estan las dos piedras, mi tesoro,
encontradas en el arrollo del quizá.

Y quizá aun vagué vacío, totalmente lleno de una frescura intimidante
y de una simpleza tan rebelde como insaciable.
Quizá viaje ahora con miedo...

Quiero disfrutar este oasis, esta parada,
este momento para olvidar la realidad más allá de mi contexto.
Porque faltan tan poco
para regresar a la búsqueda...
o para escapar del tiempo.

Para escapar de la búsqueda, para regresar al tiempo...