lunes, 22 de febrero de 2010

Silencios lúgubres

Aunque no parezca, ese vacío nos consume.
...

Esa soledad nos tienta a embriagarnos de ella,
por ella.

Y de nuevo soñé,
recuerdo esperarte a un lado del camino.
No te ví pasar,
quizá la distancia entre nosotros se hace abismal,
soñamos a engarños, engañados soñamos que somos, lo que no seremos.

Jugamos a perdernos,
a no tropezar,
a no vernos, a no coincidir.

Soñé contigo, conmigo,
con ese nadie,
con la violencia de cada golpe lanzado con ira
contra paredes que cohiben la imaginación.

Sigues a mi lado, puedo sentirlo.
Evito pensarlo.
Sé que nunca te irás,
sé que nunca estás.

Deambulamos por los campos del olvido,
escucho el murmullo de tus pasos,
y el silencio de tus recuerdos,
caminamos juntos, tan separados.
Me pregunto desde cuando no estas a mi lado.
Me pregunto si alguna vez lo estuviste.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Simplemente...

"Y hoy hace 19 años comencé esta travesía, este recorrido por lugares insólitos. No lo pedí, tampoco lo lamento."
...

 Recuerdo cuando jugaba a atrapar los pequeños insectos en las plantas que marcaban el recorrido hacia el kinder. Arropado por la neblina de aquellas mañanas solitarias.
Al salir corría a buscar los nances del escualido árbol frente al lugar en donde compraba el refrigerio, una vieja tienda de laminas en donde una señora con aspecto intimidante y carácter desagradable, escondía el dinero, robaba los centavos que me sobraban.

Por las tardes era el momento de correr tras una pelota de plástico hasta que las piernas dijeran ya no, o hasta que mi mamá saliera a regañarme por no llegar a cenar.
Cansado, junto a la cama, antes de dormir, leía un viejo cuadro colgado en una de las paredes de mi cuarto. "En lugares de delicados pastos me hará descansar..."
De alguna manera la imagen era reconfortante.

Pasaron así los años, muchas cosas cambiaron,
probablemente lo único remarcable es mi manía por los garabatos en la parte de atras de mi cuaderno de ciencias; Desde multiplicaciones para divertirme hasta versos rebuscados, mejor dicho, palabras rimadas, sin significado para el mundo, pero que expresaban mi vida en 2 estrofas.

El tiempo pasó tan rápido, o eso parece cuando pasas los días con la mirada en el cielo, sin poder mover ni un dedo. Queda demasiado tiempo libre para pensar en cosas inexistentes, personas inútiles, queda demasiado tiempo para criticar la imperfección que nos rodea, queda demasiado tiempo... aunque no quede nada.

A partir de ahi todo fue diferente.
Probé lo que es la felicidad en realidad, ese premio que dura tan poco pero que marca para siempre.
Cambié las tardes rutinarias por caminatas eternas, me acostumbré a hablar conmigo mismo, o con ese alguien que cree conocerme, ese que creo conocer. Ese desconocido con el que compartimos espacio, solamente eso.

Encerrado en mi munto real, no fantástico, como el que estamos acostumbrados a vivir.
Atado a religiones por conveniencia, encadenado a un estrato social que no pedí, encasillado en un tiempo que no es el mio, destinado al vacío que llamamos sociedad, acostumbrandome a estos seres despreciables que llamamos humanidad.

Hoy hace exactamente 10 años comencé a jugar con un viejo cuaderno, que aun conservo; En sus páginas rasgadas aun se lee cada garabato, linea, palabra inmortalizada. Cada idea tonta, dibujos abstractos, cada gota que mi alma descuidada mancha con su paso entre las lineas utópicas que conforman cada hoja.

Y hoy hace 19 años comencé esta travesía, este recorrido por lugares insólitos. No lo pedí, tampoco lo lamento.

Quizá he tardado mucho, quizá me he equivocado aun más...

Aun así he aprendido que una buena conversación no siempre es con quien más te conoce, ni tampoco es aquella que incluye frases bonitas y rebuscadas. Basta con un par de ideas coherentes, un punto de vista diferente y una buena taza de café.

Una buena amistad no es aquella que resaltas frente al mundo, sino aquella que dentro del mundo resalta. Aquella que te entiende y predice, aquella que asiente cuando te equivocas y se rie de ti mientras te ayuda a levantarte.

Una buena familia no es la que siempre esta junta, sino la que aprende a vivir separada con la certeza de estar juntos. Aquella que entiende sin palabras y responde sin pregunta previa.

El mejor libro que leeremos en nuestra vida es nuestra propia historia, algunos pueden disfrutarla contigo pero solo tu la entenderás a la perfección.

Una buena novia es aquella que no se considera ajena, que no te considera propio, es aquella persona única. No le enseñas, pero aprenden juntos. Aquella que con una mirada toca tu alma y derrite tu mundo. Que con sus manos te sostiene y con sus labios el tiempo detiene.

Un buen recuerdo es aquel que no esperas.
Un buen sueño es aquel que jamás alcanzas.
Una buena sonrisa aquella que provocas.
Una buena lagrima aquella que disfrutas.

No sé cuanto falta....
No sé cuanto ignoro.
No sé si estoy equivocado, si estoy perdido.
No sé... Y no tengo prisa por saberlo.

martes, 9 de febrero de 2010

El viejo maquislishuat, una sombra, dos latidos.

"... Y ahora que regreso y al fondo veo el olvidado maquilishuat florecer, es indescriptible."
...

Por un momento me detuve, o al menos mi mente lo hizó. Quizá no.
Pero cada acción, palabra dulce, gesto, sonrisa, golpe, abrazo y miles de cosas que hemos compartido, en ese momento las tuve frente a mi.

Pude sentir el olor de tu pelo, senti como el viento juega con él, mientras roza mis brazos
y perplejo continúo sin poder moverme. Es hipnotizante. Realmente lo es.

"... El vaivén de las pequeñas flores imita una danza extraña, parecieran corretear al tiempo, hacerlo su cómplice. Desafían y ridiculizan cualquier intento de imitarlas y no queda nada más que admirarlas."

Y de nuevo mi vida se ve reflejada en algo tan común pero indecifrable para quienes no logran ver más alla de su naturaleza tímida y seria.
No pensé que lo vería florecer...
Ya es hora y no lo había notado, no lo planeé así...
Pero poco a poco aprendo que es realmente la felicidad y si no es esto...
No sé que más podría ser.
...

+ 1 :)                     

miércoles, 3 de febrero de 2010

Aquellos helados días de aquel verano que no fue.

Si ahora lo recuerdo, es porque tengo el valor.
Si nunca lo olvidé, fue porque no quise, fue porque no pude.
...

Hace un par de días, caminando por esos espacios tan vacíos, pero tan llenos, colmados de multitudes inexistentes y de veredas interminables, vi a lo lejos florecer el viejo árbol que meses atrás me vio caer.

En un segundo, esos días grises regresaron a mi, pude sentir lo mismo que en aquel instante, y se me heló la sangre. Irónicamente me sentí feliz, vivo y fuerte.

" ... Era un jueves en la tarde, el reloj de la sala marcaba las 4:32 pm pero el de mi alma se paralizó completamente.
En un bloc de notas se resumía mi plegaria rebuscada, en tu caso solo explicaba algo que no supe asimilar.
Desesperado busqué mil razones, deseé muchas veces más que por favor fuera un sueño. No, no lo fue. Desgraciadamente me alegro por eso.


Los únicos recuerdos que tengo de esa noche fueron las hojas de los árboles completamente inmóviles, y el viento más silencioso que jamás escuché. Fue larga y dolorosa.
Era viernes al amanecer, al menos en teoría, lo era, lo fue.
Y no podía ser mejor, una sucesión de eventos desafortunados me hizo apreciar ese viejo árbol, el que mencioné un par de lineas atrás.
Sus ramas secas y frágiles eran una representación tan exacta de ese momento, en el que cada paso me hacía temblar y dudar..."

Desde ese día nunca más volví a ver el viejo y desolado árbol, tampoco lo busqué...
Quizá por ser solo un objeto más en mi paisaje cotidiano o simplemente por miedo a mi mismo...