domingo, 19 de julio de 2009

Habitaciones deshabitadas, Sentimientos desesperados.

Con la tendencia a quejarnos cuando algo no resulta como queremos,
¿Qué pasa cuando tienes una segunda oportunidad y cometes más errores que en la primera?
...

Un lienzo en blanco,
un pincel reposando sobre el suelo de un viejo salón,
Pequeños y cortos trazos marcaban el inicio de aquello que vaga en tu imaginación.
Y yo simplemente un espectador.

Buscas inspiración dentro de las paredes de una vieja e inhospita habitación,
buscas respuestas enumeradas en cada rincón,
buscas motivos para detener algo que ni siquiera comenzó.

Miras el cielo y pides razones para comprender algo sin explicación,
y luego bajas la mirada, con cierto aire de decepción.
Tienes en tus manos el poder de dirigir a toda una embarcación,
y simplemente te resignas a navegar sin rumbo ni orientación.

Débiles rayos de sol opacan tu soledad,
Vitrales quebrados marcan cada paso que das.
Mientras el lienzo solo tiene trazos absurdos y esporádicos,
acciones torpes y detalles arrugados.

Y el pincel sigue en el suelo de la vieja habitación.

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