sábado, 11 de julio de 2009

De rios secos , detalles y sueños idílicos.

Cuando logras tener lo que siempre deseaste pero dudas si aceptarlo.
...

Un calor intenso solo opacado por una leve brisa,
bajo las hojas de un árbol intentando esconderme de los rayos del sol, inutilmente.
Parecia un dia normal solamente alterado por que sabia que iba a pasar algo que siempre quise pero nunca pense como reaccionar si llegaba a suceder.

Con una platica trivial nos dirigimos hacia algun lugar cualquiera, sin destino fijo, solo guiados por situaciones espontáneas y decisiones apresuradas.
Intente prolongar este momento todo lo que pude, pero sabia que tenia que llegar.
Encontramos un lugar tranquilo y con cierto temor sabiamos que era el momento, tal vez no adecuado, tal vez ni siquiera planeado.

1 mesa, 2 sillas, 64 pequeños cuadritos que tapizaban dicha mesa.
Un botecito de azúcar y una botella con agua.
Frente a mi, dos de los paisajes más hermosos que se pueden contemplar.
Unos ojos con un brillo descomunal y una voz tembloroza que intentaba palabras enlazar.

Inundados por un silencio ensordecedor, un nerviosismo enorme y dos preguntas capaces de acabar con cualquier ilusión.
Sin respuesta concreta, con miles de sentimientos en mi cabeza y aun inundados por el silencio ensordecedor, el momento se terminó, cualquier oportunidad de decir algo acaba de irse. Como si no importara, como si no significara nada.

Era hora de irnos. Y la platica trivial continúo.
Lleno de miedos, dudas y preguntas sin respuestas, intentaba no dejarme llevar por lo que acababa de pasar.
Los minutos siguieron su curso.
Frio, callado y hasta con un poco de ironía y sarcasmo.

Y asi terminó todo, con un abrazo timido por lo que representó, por los sentimientos que acumuló.
Unas palabras sin sentido solo para no quedarnos callados. Acciones sin coordinación y un cruce entre miradas, impregnadas con miles de palabras que nunca lograron salir, deseos efímeros y canciones aun sin oir.

Esa noche soñe con una estrella, muy pequeña, la tomé y la mantuve en mi mano.
Mientras cientos de recuerdos y eventos desencadenados por acciones mundanas me bañaban como el rocío de una gélida madrugada.
Un camino en linea recta solo interrumpido por un par de grietas.
A mi lado una eterna soledad, pero la estrella no dejaba de brillar.
Atras de mi el reflejo de la luna como repintando mi caminar.

"Y asi termina algo que nunca debia iniciar."
Y la estrella nunca dejó de brillar, la luna nunca me abandonó en mi caminar.
Las grietas, aun siendo tan grandes, nunca debieron hacerme tropezar.
Y lo que senti en ese momento...
... simplemente debí dejarme guiar.

Volver a comenzar.
Punto y final.

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