jueves, 18 de junio de 2009

De rios secos y reencuentros manipulados.

Si la vida te da segundas oportunidades,
¿Cambiarias algo?
....

Anoche recibi la lamentable noticia que mi hermana habia sido invitada a una piñata,
y que por motivos de fuerza mayor, y de mala suerte, me tocaria llevarla y acompañarla.
Reclamé durante buena parte de la noche, hasta que me di cuenta que la fiesta seria en la casa de un amigo de mi papá. Aquel amigo cuya vecina, con tal solo una mirada y una sonrisa, me habia quitado el aliento dias atras.

Amaneció y por una extraña razón, desperte sonriendo. Sabia que tenia otra oportunidad.
Al pasar las horas mi ansiedad crecía.
Y asi llego la hora, aun más emocionado que mi hermana, nos dirigimos a la "fiesta".
Se suponia que debiamos pasar comprando un regalo pero mi ansiedad era tan grande que lo olvidé. Primer error.

Llegamos y el payaso de turno no desaprovechó la oportunidad para burlarse de mi, pero cuando una mujer linda te esta viendo no puedes quedar mal, asi que decidi responderle a su burla y eso no le agrado. Segundo error.

Entré a la casa y saludé a la familia, entre platica y platica en mi mente solo se paseaba un pensamiento: Saraí acercate, Saraí acercate.
No lo hizo.
Salí de la casa, ahi estaba ella, sentada, lo unico que nos dividia eran 9 niños y dos payasos.
La miradas se cruzaron y me sonrió, era mi llamada, la señal que esperaba.
El payaso vio mi cara de niño perdido y aprovecho, se burló de mi. Era la venganza.

Me senté a su lado y rompí el hielo con una broma hacia el payaso. Tercer Error.
Declaré la guerra.
Mientras hablabamos el payaso seguia haciendo bromas sobre mi pero mi atención ya no era de nadie más. Solo de ella.
Todo fluyó de manera asombrosa, hablaba y hablaba y yo perdido en su grandes ojos color miel.
Un momento de silencio nos cubrió, ni siquiera se escuchaban los gritos de los niños que corrian para escapar de las primeras gotas de lluvia. Momento incomodo e insólito. Cuarto error.
Me levante tome su mano y la ayudé a levantarse, caminamos hacia la casa, habia matado el momento, pero estaba feliz.

Llamé a mi hermana, le dije que era hora de irnos.
Saraí me acompaño hasta el carro, lindo gesto. Pero ya sin ningún sentido.
Todo parecia tan fácil. Y ahi es cuando pierde la emoción.
Sabia que habia desperdiciado una opción única en la vida. Pero seguía feliz.

Es gran persona. Punto y aparte.

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