jueves, 29 de julio de 2010

4 minutos de silencio.

En los que disfrutamos el coro de la felicidad.
...

Durante el estribo del camino más arduo,
rebozamos de gozo,
entre odas a la vida y llanto de destellos,
de brillos impresionantes.

4 minutos de sonidos interminables,
irrepetibles, sencillos e idílicos.
En esos en donde los acordes de tu voz
suelen rozar una nota celestial.

En donde la vida se detiene a escuchar,
simplemente a eso.
En donde nuestras almas vibran
al son del mismo compás.

4 minutos de silencio que parecen eternos.
En donde los jardines recrean la belleza de tu rostro
dibujada en pentagramas de colores.
En donde interpretamos esa canción de cuna para saciar el deseo de esta locura, que es amarte.

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