jueves, 8 de abril de 2010

Temporada de fresas y eslabones de vainilla.

En los límites exactos. 
...

Delicadamente el aroma de tu presencia inunda
el vacío provocado por la fiereza de cada palabra imaginaria
que moldea con sutileza la silueta de tu perfección.

Cada suspiro recrea con detalle los acordes de tu alma
reflejada en el destello de tus grandes ojos,
esos mismos cuya profundidad es aun más misteriosa
que el propio deseo desconcertante de caer en la tentación.

Cada cabello enhebra una porción de realidad en este sueño,
la entrelaza de una forma meticulosa,
juega con viento, con tu respiración,
como un solo artista de un retrato pintoresco y único.

Y dibujas con una sonrisa el significado
de cada eslabón de esta cadena,
de este interminable recorrido...

De este inevitable sentimiento.

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