martes, 30 de marzo de 2010

Ideal, perfecto.

El momento preciso, lugar indicado.
...

Bajo el cielo desquebrajado que nos arropa,
tan solo inquietado por el titiriteo de las olas que sucumben a la templada noche,
y el silencio de la brisa que nos envuelve y juega con nosotros.

En ese preciso tiempo delimitado por las sombras que parecen alejarse,
que juegan a embriagar el deseo de caer,
de sentir, solo atados por más de un límite inexistente.

Con un resplandor jamás visto
que parece desatar la locura de una belleza reprimida
condenada a la expresión solitaria.
Continuamos privados por el deseo de no querer despertar.

Durante la marea baja reposamos, mientras esperamos el amanecer.
Porque sin importar el camino, remaremos juntos.
Toma lo necesario, lo demás no lo necesitas.

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